domingo, 4 de diciembre de 2016

Salir Rana, de Pedro flores


Presentose en el Domingo Rivero -nunca excesivamente alabados don José Rivero y Elisa Quintana por su inquebrantable generosidad para con la actividad cultural de esta ciudad- el viernes 2 de diciembre, el libro Salir Rana de Pedro Flores. En el rincón contrario, con chaqueta azul y pantalón largo, el campeón de la novela negra, Alexis Ravelo. Aunque Kid Fracaso no tiene acomodo en este combate, asiste como observador paciente desde las páginas del libro, así como abuelas, fakires, niñas, tios, el mismo Kenedy, Quevedo, un violinista del Titanic y una porción más de individuos de la más variada calaña.

Estaban los dos celebrantes como si hubieran venido a su primera comunión. Alexis Ravelo con chaqueta, y poco le faltaba para llevar una corbata, en el bolsillo, por lo menos, y Pedro Flores sorprendentemente circunspecto.

Según aclaró Alexis, no era para menos, se trata de una antología de la poesía de Pedro Flores seleccionada por un eximio poeta, Vicente Gallego (no quiero pasar por culto, así que he de confesar que sé que es eximio porque como a tal se le ensalzó, no porque yo lo conozca) para un importante editorial, Renacimiento (misma nota anterior). Esto viene a significar poco más o menos que a un humilde escritor de estas islas, que habla de cosas populares como la muerte de una hermanita desde la voz de un niño, o de los zapatos de un su abuelo, a quien le interesan todas las vidas y no solo las de los que hacen barrabasadas gordas para salir en los libros de historia, a un, repito, humilde escritor como este se le presta atención más allá de nuestras acuáticas fronteras. Ciertamente no se le hace una antología a cualquiera. Para que te hagan una antología tienes que ser un alguien, y tanto Pedro como Alexis ya se han labrado con suficiente meritaje su algunez en el mundo.

Habló Alexis de los tiempo de la Plazuela de las Letras, publicación en la que unos cuantos de los que hoy tienen nombres en las portadas de un buen montón de libros empezaron a flirtear con la literatura, entre ellos, por supuesto, estos dos, que se declaran mútua admiración, y hasta envidia malsana, confiesa Alexis, por la facilidad con que Pedro es capaz de poetizar la cotidianeidad, utilizar la literatura para escapar de la grisura de unos tiempos que la miseria económica y la necesad política no permitían vestir de colores. Ambos declaran unos orígenes proletarios y hasta algo difíciles, para superar los cuales aquella sensual y fantasiosa señora les señaló el camino, si no de escapar, al menos de enfrentarlos con mejores armas. Hoy resulta evidente tanto en la poesía de Pedro como en la novela de Alexis, que aquellos orígenes no solo no han sido olvidados, sino que tampoco han sido, por decirlo así, traicionados, y ambas sus obras están siempre recordando, reivindicando y denunciando situaciones que, aunque largos años han transcurrido, no han dejado de apestar nuestra sociedad y seguir desgraciando aún muchas vidas no por la ineficacia de quienes tienen capacidad de ponerles remedio, sino precisamente debido a su eficacia para seguir manteniéndolas, y aún empeorar, esas condiciones de miseria

El libro de Pedro, Salir Rana, título que se extrae de uno de los poemas antologados, es un extracto de toda su obra, no solo hasta el momento, sino de un próximo futuro, pues su última parte, El Don de la Pobreza, corresponde a un hipotético volumen aún sin publicar, del cual, Pedro, supongo que como de hijo más reciente, se encontraba particularmente satisfecho, según dio a entender.

Finalizó el acto con la selección  y lectura de algunos de estos poemas, que quise grabar pero mi torpeza tecnológica me traicionó en el propósito, lo que me dejó desangelado porque si hay poeta que sepa ponerle voz y tono a sus propios poemas ese es Pedro Flores, y disponer de una grabación pirata en directo de una de estos recitales podría reportarme en el futuro sustanciosos beneficios. Si yo fuera de esos que comercia con productos literarios.

1 comentario:

  1. Magnífico comentario sobre un magnífico poeta. Cierto que Pedro recita muy bien sus poemas y fue un placer estar allí. Y me alegro de que no pudieras grabarlo, para que se chinchen los que no fueron. Y también aprovecho este humilde comentario para darle las gracias a Pepe Rivero y Elisa Quintana. ¡Qué gran labor está haciendo el Museo!

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